El género de la canción protesta no es un empeño nuevo. En Latinoamérica y España, autores de los años 60, 70 y 80 se sirvieron del instrumento y la voz para canalizar las reivindicaciones sociales y políticas del momento.
Mucho ha llovido desde entonces y la protesta musical ha diversificado su forma de alcanzar al gran público. Uno de estos ejemplos es el sonido reggae de Tiken Jah Fakoly, un músico de Costa de Marfil, perseguido y amenazado de muerte por su filosofía de vida, cuyas letras relatan el drama humano en África y la injusticia generalizada.
Esta noche comparto en la hilandera uno de sus pegadizos temas “Plus rien ne m’etonne” (ya nada me asombra), que a mi entender no sólo alude a las fehacientes lógicas del poder mundial paridas por intereses financieros y territoriales, sino a la pérdida de nuestra capacidad de asombro y de indignación ante el conocimiento de las violencias lejanas.
Que os guste.